Crepúsculo…
Cenizas de una
llama apagada
Renuentes a
saltar la barrera
Entre el día y
la noctámbula oscuridad
Peón de una
reyerta de legiones
Usufructo acogida
de la ficción
Serenidad que
adormece antes de vivir
Casi sin
cambios, a no ser el azabache
Unicidad de
hombres que se niegan
Limitando su
sueño al ocaso efímero
Oráculo que
asemeja intranquilos dioses.
Oda canto bajo
las runas perdidas
Linóleos
acechan sobre la pátina
Ululando cual
si fuera brisa, en el brillo
Casi nada es
igual, casi nada diferente
Soledad sin
ruidos, ni aspavientos
Un reguero
rojizo asemeja la savia vertida
Pudendas
fratricidas se pierden
Enervando las
conclusiones humanas
Riñas,
cuchillas, ostentación y caída
Catarata de
sin sabores fluyen cabeza abajo.
Curvan las
bóvedas de azul a negro
Rimando unas
liras al son brioso
Escuelas de
sofismas moldean el otero
Pináculos de
hojas secas, arden lejos
Un día
soñaremos volver a asirnos
Sororidad
frente al misógino atardecer
Casi sin
comprender, el débil al fuerte
Último bastión
donde todo queda detenido
La fragua
caldea un grito sencillo
Oye la
esquirla que cae, dimensiona de nuevo.
Crepúsculo
retentivo de la última mirada
Desdén al día,
o efímero atuendo de beldad inmensa
Extiende tu
sortilegio sobre el ser ignaro
Capaz de ser
el más grande, y el más ínfimo.
©Santiago
Pablo Romero.Bluesman.
Imagen:
FernándezCáceres’15.