lunes, 26 de octubre de 2015

Amarillos…

Amarillos…


Acontece un lapso detenido
Miscelánea de añejas saetas
Agua que juega nuevamente
Rotos en el encalado albino
Igual a la memoria grisácea
Las flores dibujan vitalidad
Licuando el torno vencido
Orlas de vacuidad infinita
Sesgan la cotidiana valía.

Sembrados a manos llenas
Otra tierra valiente colma
Literalmente la hambruna
Lustrosamente sus pétalos
Imagen necesaria al nacer
Risueño el jardinero devoto
Abruma tornar a principios
Mientras la espátula escribe
Anacoretas que reverdecen.

Antes fuimos ángeles rojos
Merecimos un cielo infinito
Antes fuimos ángeles oídos
Resuenan cánticos cercanos
Intensos acordes infecundos
Luces y sombras macerarán
La pitonisa de fruto sacado
Otro eslabón vano, resurge
Silencio, llegan los iguales.

Amarillos, igual que el sol son tus espigados apéndices
Manejas el intelecto, me recubres de dicha al poseerme
Anestesias mis sienes, y me dejo llevar, quiero ser tú.

©Santiago Pablo Romero.Bluesman.

Imagen: FernándezCáceres’15

lunes, 19 de octubre de 2015

Pincelando…

Pincelando…


Pende verticalidad y forma
Inhiesta como sostén
Nada sabe de principios ni fin
Cubre el trayecto
Entre su bajo fondo, y la altura
Licuando la sed en saciedad
Agua que torna al hombre
Necesidad manifiesta de vida
Dada al rincón magno
Otrora edén idílico.

Oro sin precio, valor inmaculado
Dados sin suerte, o fortuna
Nada escapa al detalle
Anacoretas o pintores, pinceles
Lanas húmedas o tierra firme
Estrías en el barro cocido
Cuentos de moho y humedad
Nulidad o acierto, casta mirada
Incierto el sabio, cuna de antaño
Piden historia, recuerdos, arabescos.

Podremos taponar sus manantiales
Incendiar sus heridas
Nadar en las dársenas del olvido
Cubrir aquello descrito en unos labios raídos
Entonar el ulular de un desierto
Labrar el oasis donde fuimos ángeles
Adorar efigies, o ancestros de humana santidad
Necesitar atar bien fuerte la memoria
Diríamos que hasta sonar en lontananza
Orates pergeñados con el ardor del bardo.

Pincelando lentamente, me retienes, me sujetas
Sin comprender que eres amo y señor de las cuencas
Los ríos siguen llegando a saciar tu inmenso principio.

©Santiago Pablo Romero.Bluesman.

Imagen: FernándezCáceres’15

lunes, 28 de septiembre de 2015

Hendidura…

Hendidura…


Hierro que rueda, cordaje que cuelga
Entre dos habitáculos, medianeros
Ninguno sin ella vive
Dos palacios se abastecen de ti
Inicias a llorar el roto en tu piel
Decenas de años quiebran el tiempo
Ululan en el silencio, antes desierto
Rueca que hila sin prisas
Añadiendo color a la vida.
Atesorando historias, tu rededor colmado
Riego de arenas infértiles, tornándolas
Un vergel se yergue a tus pies
Décimas serás las simientes asidas
Insistiendo en el tesoro que ronronea en ti
Distinguiendo los verdes vivos, los encalados níveos
Nada se diluye como el reflejo regio en un balde
Enhestados los rostros frescos, saciados
Haces del moribundo, caminante sin horizontes
Horizonte que dibuja la lineal cuerda sujeta a las puertas
Encendiendo cada nueva aventura, tras saciar la sed
Nadas en llantos por haberte quebrado la epidermis
Domesticando tu savia, pero te haces imprescindible
Igual que la carantoña de un niño, tras su inocencia
Dos palmas elevadas al cielo, o un cuenco lleno de pan
Una almohada donde aposentar los sueños
Rico es el hombre que todo lo ve en tus aguas
Alargando así su esperanza de labrarte un cuidado.
Hendidura exquisita que entre piedras derramas maná
Insuflas valentía al decaído, instauras tronos
Y cubres leyendas de oasis donde manaba el desierto.

©Santiago Pablo Romero.Bluesman.

Imagen: FernándezCáceres’15

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Piélagos…

Piélagos…


Pintado al llegar
Iniciando el último trayecto
Estadio de hibernación segura
Lastrada por la dilución del pétreo cristalino
Angosturas habrás superado
Gorjeos quedas atrás, sin menoscabo
Otra nueva curiosidad se aposenta en tu pecho
Sisando la esperanza perdida
Sumando pequeñas cosas, valores olvidados
Once horas dejamos translucir
Ganando aire para el espejismo que falta
Arenas ya escaparon, las vertientes se desnudaron
Luciérnagas quisieron iluminar sin sentido
Enhestando de la noche, un nuevo día
Instando a elevar la mirada, balbucear ayuda
Pacen las cuadrigas en la orilla del mar
Pensando que nada ese en balde, el tiempo se detiene
Irisando de barniz pulcro, preservando el valor
Erizado me quedo cuando te observo
Licuarte con el aroma salino de la inmensidad
Acero y piel, reservado a los grandes
Generosa la ecuánime sentencia que iguala
Oteros, orates, osados señores que cayeron
Siervos que callaron, todos en un mismo barco
Piélagos preñados de vida se resuelven a amanecer
ilusión de bardos y creadores de pincel en mano
la nueva dicha se viste de tul fino, nos espera en sal sugestiva.

©Santiago Pablo Romero.Bluesman.

Imagen: FernándezCáceres’15.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Abstraídos…

Abstraídos…


Acontece una pátina multicolor
Bebiendo del cromático espesor
Sobre un tablero informe, cuadrado
Tintando el horizonte oscuro
Reverdeciendo cual si fuera primavera
Anodina forma de sesgar la mirada
Incendiaria laguna llena de formas
Docenas de quebrantos, de latigazos
Ósculo que brindan al sol, sin mirarlo
Sinuosa dentellada que bravía se torna
Sendas de islas sin mar, o brazos lejanos
Oteros donde un juego se torna vida
Dintel bajo las puertas del cielo artístico
Igual que ella balanceando su torso
Andorina de las tierras, que vuelas bajo
Rubrica cada estilo, cada iracunda guadaña
Torna nidos, alimenta hijos, abraza hermanos
Serena como la experiencia, imberbe o joven
Bisbiseo mientras pasas, repongo el color
Aderezo el lienzo, adolezco de tu falta
Ansío tu vuelta, por ello rasgo el vientre celeste
Barajando el posible regreso, alma que llora
Sirena de un infanticidio atrapado en hombres
Tiritando de soledades, el cruento abrazo llama
Resorte impoluto donde todo cabe, todo
Añoranza de aquellos orates dispuestos, abstraídos
Idílicas poses de mil noches, de mil versículos
Dados en suerte, que truncados por el deseo
Orlarán los resultados, ni siete, ni doce
Sino parejas de dobles, gemelos o mellizos
Abstraídos recorrerán los caminos de vuelta
Porque habrán aprendido cuan grandes son
Lograrán saberse allí de frente, al frente, Personas.

©Santiago Pablo Romero.Bluesman.

Imagen: FernándezCáceres’15.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Alamedas…

Alamedas…


Acontece una luz brillante
Locuelos corren por entre ramajes
Ahuecan su vientre en busca del otro
Mesando la brisa con brío azul
Enconados por ser jóvenes en su altivez
Directos a comerse el mundo
Aligerando pesadumbres, viviendo bien sencillo
Sencillo, sí como juvenales señores de la tierra.
Sendas multiformes quedan prendidas de sus ramajes
Aires de sur, bosques de hombres, de hermanos
Diásporas quedan en silencio, cuando ellos marchan
Errantes cuerpos que se pierden bajo la oscuridad
Mientras no hacemos nada, se desangran entre hojas
Aguas de ríos rojos, mordidas las piernas, y el alma
Lagunas se llenan con el salitre derramado
Ágoras de voces llenas, sin fundamento, y estulticia.
Añoro tu risa cuando abrazas al débil
Liviano es el ardor del que entrega pan al hambriento
Apacigua el fuego de su llamarada más longeva
Meridiana es su cara y su cruz, pende de sus manos el futuro
Estrecho el espacio entre sus tallos, erguidos en el desfile
Docenas de carros de hierro, y una mancha de flores
Acuéstate cuando los hayas salvado, tú eres la verdad
Silueta que vibra y torna en vida un sueño
Alamedas de recta figura, transmutad las conciencias
arribad cual si fuerais soldados de vuelta, añejas uvas
que sobre el lagar rezuma azúcar para ser el mejor zumo vivo.
Que las fronteras no sean guadañas que nos separen.

©Santiago Pablo Romero.Bluesman.

Imagen: FernándezCáceres’15.

lunes, 13 de julio de 2015

Crepúsculo…

 Crepúsculo…


Cenizas de una llama apagada
Renuentes a saltar la barrera
Entre el día y la noctámbula oscuridad
Peón de una reyerta de legiones
Usufructo acogida de la ficción
Serenidad que adormece antes de vivir
Casi sin cambios, a no ser el azabache
Unicidad de hombres que se niegan
Limitando su sueño al ocaso efímero
Oráculo que asemeja intranquilos dioses.

Oda canto bajo las runas perdidas
Linóleos acechan sobre la pátina
Ululando cual si fuera brisa, en el brillo
Casi nada es igual, casi nada diferente
Soledad sin ruidos, ni aspavientos
Un reguero rojizo asemeja la savia vertida
Pudendas fratricidas se pierden
Enervando las conclusiones humanas
Riñas, cuchillas, ostentación y caída
Catarata de sin sabores fluyen cabeza abajo.
Curvan las bóvedas de azul a negro
Rimando unas liras al son brioso
Escuelas de sofismas moldean el otero
Pináculos de hojas secas, arden lejos
Un día soñaremos volver a asirnos
Sororidad frente al misógino atardecer
Casi sin comprender, el débil al fuerte
Último bastión donde todo queda detenido
La fragua caldea un grito sencillo
Oye la esquirla que cae, dimensiona de nuevo.

Crepúsculo retentivo de la última mirada
Desdén al día, o efímero atuendo de beldad inmensa
Extiende tu sortilegio sobre el ser ignaro
Capaz de ser el más grande, y el más ínfimo.

©Santiago Pablo Romero.Bluesman.

Imagen: FernándezCáceres’15.