lunes, 13 de julio de 2015

Crepúsculo…

 Crepúsculo…


Cenizas de una llama apagada
Renuentes a saltar la barrera
Entre el día y la noctámbula oscuridad
Peón de una reyerta de legiones
Usufructo acogida de la ficción
Serenidad que adormece antes de vivir
Casi sin cambios, a no ser el azabache
Unicidad de hombres que se niegan
Limitando su sueño al ocaso efímero
Oráculo que asemeja intranquilos dioses.

Oda canto bajo las runas perdidas
Linóleos acechan sobre la pátina
Ululando cual si fuera brisa, en el brillo
Casi nada es igual, casi nada diferente
Soledad sin ruidos, ni aspavientos
Un reguero rojizo asemeja la savia vertida
Pudendas fratricidas se pierden
Enervando las conclusiones humanas
Riñas, cuchillas, ostentación y caída
Catarata de sin sabores fluyen cabeza abajo.
Curvan las bóvedas de azul a negro
Rimando unas liras al son brioso
Escuelas de sofismas moldean el otero
Pináculos de hojas secas, arden lejos
Un día soñaremos volver a asirnos
Sororidad frente al misógino atardecer
Casi sin comprender, el débil al fuerte
Último bastión donde todo queda detenido
La fragua caldea un grito sencillo
Oye la esquirla que cae, dimensiona de nuevo.

Crepúsculo retentivo de la última mirada
Desdén al día, o efímero atuendo de beldad inmensa
Extiende tu sortilegio sobre el ser ignaro
Capaz de ser el más grande, y el más ínfimo.

©Santiago Pablo Romero.Bluesman.

Imagen: FernándezCáceres’15.

viernes, 10 de julio de 2015

Galimatías…

Galimatías…


Gente apiñada sobre las cruces
Aristas que forman reductos
Líneas dibujando azoteas y ventanas
Idiomas vermiformes sin tristeza
Maceran el calor humano de cerca
Acontece un multicolor encalado
Tejados de ocres rojizos se descuelgan
Irisando una granada sin gajos
Alaridos de un tiempo desordenado
Sierra que obliga, sesteo que ayuda.

Sale un niño a mirar el pájaro libre
Añora el cuento que al dormir nace
Imagina una voz de sirena a lo lejos
Tiernos reflejos en los ojos maternos
Anhelando salir, remontarse al cerro
Mil telas descuelgan por la ladera
Intentando pintar un pueblo alomado
Lías de manos a manos, sin saber
Antes fueron ellos, ahora nosotros
Guardando formas en esta babel perdida.

Guardianes del legado familiar
Astracán o monte, nievo o estío
Luces del alba que se arremolinan
Inmaculados contrastes evocados
Meriendas de aceite y azúcar
Atardeceres de marrón dorado
Tercios de metal, de férrea dureza
Islas en una vasta cordillera
Atlas quiso apaciguar su espera
Sembrando esquinas, conquistando.
Galimatías de hombres, mineral, escozor
Sangre y piedra, dureza que fragua, que quema
Mil voces, mil lenguas, todos sabiendo, nadie doblegando
Y eso sí, su alma, su fárrago invadiendo sus vidas.

©Santiago Pablo Romero.Bluesman.

Imagen: FernándezCáceres’15.