Supimos de la tierra
Esa heredad
sin nombres,
Con acotamientos
ficticios
O reales, al
llegar a la arcilla
Pétrea orden
de agujas imposibles
Y quisimos cercenar
al otro
Transgresión brutal
sin medida.
Acaso no
estaba el cuarzo, o el humus
Entre las
rendijas de la hojarasca
Señal inequívoca
del dador
Sin nombres,
ni artificiosos peculios
Henos aquí
dirimiendo la savia
Bajo la sombra
del árbol cómplice
O el sol dadivoso
ecuánime sin parangón.
Quizás la
avenencia holista
No suple las
guerras fratricidas
Obsequiándonos
del espacio bello,
Estructurales acuerdos
futuribles
Misceláneas perfectas
nacidas mestizas
Asiéndonos con
manos tendidas
Sin prejuicios,
cuan si fuéramos ciegos.
Así vivimos en
el espacio exiguo
De este
acantilado de recias murallas
Mas nutriéndonos
del sorbo compartido
Mostrándonos la
beldad irrefutable
Crecer,
sentir, aposentar, deferir
Cada sorbo de
rocío de la alborada
Refrescando la
esencia misma del ser.
Hoy dormimos
más cerca de los sueños
Prendemos la
llama en unísona luz
Avivamos las
caléndulas, a su son
Danzas de
conocimiento y savia
Vida y
sabiduría sencilla, verbo uno
Espacios nimios
no son tal, utopías
No, otra forma
de embebernos en el otr@.
©Santiago
Pablo Romero.Bluesman.
Imagen:
FernándezCáceres.”Dos En Un Mismo Espacio”
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