El Postigo
Al paso, una percepción silente
Al paso, una percepción silente
Unos ojos
clavados a mi espalda
O un anhelo de
que así fuera
Incluso un
atisbo de deseo interno
Saberme escogido
por tus pupilas.
No hay
ventana, ni siquiera cristal
Simplemente el
postigo, ese reducto
Apenas unas maderas
bien clavadas
Separan tu
ajetreo en las sombras
Y mi
dicharachero cuerpo escuálido.
He vivido la
trepadora sobre sus paredes
Al resguardo
del eucaliptus negro
Apropiándose del
rescoldo dejado frío
Huérfano por
años, en tu periplo mundano
Mientras las
preguntas invadían mi sien.
Habrás sido alucinación
e ideas macilentas
Acaso no
existías sino en mi intelecto baldío
Quizás nunca
jugué en danza con tus cabellos
O incluso, el
sabor añejo del olvido me invadió
Mas, no, hoy
has vuelto, abierto está el postigo.
Sí, tu
postigo, donde te asomabas a verle
A sentir
cuando el sol desmelenaba la aurora
Su pequeño
gorjeo, fiel picoteo sobre la madera
Con su pequeño
pecho anaranjado, dichoso
Y al verme,
cada mañana decías, es un Petirrojo.
Sonreíasme,
sonreíate, nos degustábamos
En una pátina
de inocencia y clamor primigenio
Sin decirnos
nada, sin tocarnos, no más viéndonos
Ha cuánto
tiempo disperso, cuántas lunas disipadas
Mas hoy sonrío de nuevo, espero sonrías de nuevo
Es primavera,
el rojizo de la pétrea roca brilla
Y sí, esa
madera vieja, ese tu postigo, está abierto.
©Santiago
Pablo Romero.Bluesman.
Imagen:
FernándezCáceres.
Precioso, la belleza de tus letras y la belleza de ese cuadro, precioso, gracias por compartir, un abrazo.
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